Ahora todo está más que claro. Me abandonaste. Me dejaste completamente sola. Estuve al borde del abismo. Todas tus palabras fueron dardos que se clavaron en mi corazón. No tuviste piedad. Ahora sólo te pido que te calles y que escuches mis gritos. Me he hartado. Tus sucios perdones no significan nada sin un motivo por el que darlos. Y a veces el adiós es el único camino...

No hay comentarios:
Publicar un comentario